Titulo:
Crimen pasional
Fecha:
1972-1973
Descripción:
Óleo / tabla.
© Rafael Pérez Mínguez, VEGAP, Madrid, 2014.
Comentario:
Pintor adscrito al núcleo fundacional de la llamada Nueva Figuración madrileña de los años 70, integrada originalmente por Carlos Alcolea, Carlos Franco, Guillermo Pérez Villalta, Chema Cobo, Herminio Molero, Manolo Quejido, Luciano Martín y el propio Rafael Pérez Mínguez, artista dotado de una singular y atípica personalidad.
Por la relación estilística de proximidad de esta pintura con la titulada La duda ofende (1972), Crimen pasional se sitúa en la bisagra temporal entre las dos únicas exposiciones individuales que realizó Rafael Pérez-Mínguez en su corta vida de artista, la de la galería Amadis, en 1971, donde le dio a conocer el crítico y también pintor de su misma generación, Juan Antonio Aguirre, y la de la galería Buades, en 1974. Estilísticamente se encuentra, por algunos de sus elementos figurativos y compositivos más cercana, como ha subrayado Juan Manuel Bonet, a ese aire plano y un poco de cromo pop de la primera exposición, un tanto chirriante y experimental a juicio del crítico, en el contexto de una estética neofifties, quien subraya también que dentro de la pintura madrileña de los setenta, la suya era la posición más radical.
Tras algunas experiencias vanguardistas (sus trabajos fotográficos en Nueva Lente) y algunos cuadros paroxísticamente cotidianos, como este, saltó a mundos pretéritos de romanos, asirios, magos, caballeros medievales o renacentistas y escenas religiosas, que marcan el final de su obra. La composición de esta obra se caracteriza por un fuerte acento manierista, sobre todo en lo relativo a los gestos y actitudes de los personajes, detalles específicos, tratamiento del cuerpo humano, formas e interrelación de las figuras en el espacio, que el pintor lo representa distorsionado y con una acusada desproporcionalidad en la perspectiva y tamaño de los objetos -(tenía muchas dificultades para pintar y representar el espacio y me veía yo explicándole los rudimentos de la perspectiva o el claroscuro, ha recordado Pérez Villalta) o por el uso del mal gusto como elemento provocador, como esa pintura que adorna la estancia, un claro ejemplo de pintura kitsch tipo Rastro madrileño. Rafael Pérez Mínguez abandonó pronto sus estudios de arquitectura para dedicarse de lleno a la pintura, en la que destacó, en el citado grupo de figurativos, por su inquietante originalidad. MAC/EAL
Tipo de documento:
Pintura
Se encuentra en:
Museo de Arte Contemporáneo
Palabras Clave:
Documentos adjuntos:
Titulo:
Crimen pasional
Fecha:
1972-1973
Descripción:
Óleo / tabla.
© Rafael Pérez Mínguez, VEGAP, Madrid, 2014.
Comentario:
Pintor adscrito al núcleo fundacional de la llamada Nueva Figuración madrileña de los años 70, integrada originalmente por Carlos Alcolea, Carlos Franco, Guillermo Pérez Villalta, Chema Cobo, Herminio Molero, Manolo Quejido, Luciano Martín y el propio Rafael Pérez Mínguez, artista dotado de una singular y atípica personalidad.
Por la relación estilística de proximidad de esta pintura con la titulada La duda ofende (1972), Crimen pasional se sitúa en la bisagra temporal entre las dos únicas exposiciones individuales que realizó Rafael Pérez-Mínguez en su corta vida de artista, la de la galería Amadis, en 1971, donde le dio a conocer el crítico y también pintor de su misma generación, Juan Antonio Aguirre, y la de la galería Buades, en 1974. Estilísticamente se encuentra, por algunos de sus elementos figurativos y compositivos más cercana, como ha subrayado Juan Manuel Bonet, a ese aire plano y un poco de cromo pop de la primera exposición, un tanto chirriante y experimental a juicio del crítico, en el contexto de una estética neofifties, quien subraya también que dentro de la pintura madrileña de los setenta, la suya era la posición más radical.
Tras algunas experiencias vanguardistas (sus trabajos fotográficos en Nueva Lente) y algunos cuadros paroxísticamente cotidianos, como este, saltó a mundos pretéritos de romanos, asirios, magos, caballeros medievales o renacentistas y escenas religiosas, que marcan el final de su obra. La composición de esta obra se caracteriza por un fuerte acento manierista, sobre todo en lo relativo a los gestos y actitudes de los personajes, detalles específicos, tratamiento del cuerpo humano, formas e interrelación de las figuras en el espacio, que el pintor lo representa distorsionado y con una acusada desproporcionalidad en la perspectiva y tamaño de los objetos -(tenía muchas dificultades para pintar y representar el espacio y me veía yo explicándole los rudimentos de la perspectiva o el claroscuro, ha recordado Pérez Villalta) o por el uso del mal gusto como elemento provocador, como esa pintura que adorna la estancia, un claro ejemplo de pintura kitsch tipo Rastro madrileño. Rafael Pérez Mínguez abandonó pronto sus estudios de arquitectura para dedicarse de lleno a la pintura, en la que destacó, en el citado grupo de figurativos, por su inquietante originalidad. MAC/EAL
Tipo de documento:
Pintura
Se encuentra en:
Museo de Arte Contemporáneo
Palabras Clave:
Documentos adjuntos: